Gastronomía

GASTRONOMÍA

La gastronomía alcaudetense gira en torno al aceite de oliva, producto esencial en la cocina mediterránea y base de todos los guisos y frituras. De hecho existe en Alcaudete una variedad de olivo propia, que produce un aceite exquisito: el olivo carrasqueño. No en vano esta tierra se enmarca en el llamado “mar de olivos” andaluz. El fruto de los olivos, la aceituna, se toma en aliño como guarnición o entrante. Son las llamadas “aceitunas de agua”.

Pero además, la situación de Alcaudete, entre sus dos ríos: San Juan y Víboras, hace que con sus decenas de kilómetros de huertas cuente con una enorme variedad de hortalizas y frutas. De igual modo, su situación de frontera ha llevado a una gran riqueza de platos, entre los que destacan los postres y dulces.

Platos típicos

Platos típicos de Alcaudete son el relleno de carnaval (masa de carne y especias), la alboronía (ensalada de patatas, habichuelas, berenjenas y especias), el ajoblanco, el salmorejo y el gazpacho, la gallina en pepitoria, las patatas al caldillo orégano, los caracoles en caldo, la ensaladilla de pimientos asados, la pipirrana, las naranjas en aceite, el pavo en salsa de almendras, los tomates fritos con carne o patatas, las migas con torreznos, las albóndigas de jamón y gallina, el encebollado de boquerones, la sobrehuesa (habas verdes con alcachofas y especias) y el potaje de Semana Santa (garbanzos con espinacas y bacalao).

La matanza

En noviembre, por San Andrés, las familias alcaudetenses empiezan la tradicional “matanza”. Fruto de esta tradición son los exquisitos salchichones, chorizos , morcillas y butifarras, el lomo de orza, la masa de morcilla o chorizo y la sangre frita.

 

Productos de la huerta

Productos de sus huertas son las alcachofas, de color verde claro, apretadas, tersas y jugosas, que se preparan al estilo Alcaudete, rellenas con una masa de pan, huevo, perejil, carne picada y vino, y hervidas con una salsa hecha con ajo, perejil y harina.

De buena fama son las habas verdes, tiernas y pequeñas, que se sirven fritas con huevos y jamón. Otra forma de tomar las habas frescas es guisadas junto a sus vainas troceadas en la no menos popular y deliciosa “sobrehúsa”.

Afamadas son las frutas de sus riberas, como los famosos duraznos, melocotones de carne muy pegada al hueso. De esta fruta se obtienen los orejones, es decir, los melocotones deshuesados, troceados y secados al sol, que habrán de dar sabor afrutado a los azucarados ponches de vino, y llegado el caso darán cuerpo al no menos tradicional potaje de ciruelas y orejones.

Históricamente en los días más importantes de su Feria (17 y 18 de septiembre) se celebra el Concurso Comarcal Hortofrutícola. En el mismo, los hortelanos de la comarca, presentan sus mejores, melones, sandías, calabazas, manzanas, peras, tomates… y como no sus excelentes y olorosos melocotones, en todas sus variedades, para concursan por unos premios, donde lo más importante es el ser ganadores. Las frutas participantes se exponen en una peculiar Exposición de Fruta. En la noche, del día 18, la fruta se subasta popularmente.

El pueblo de los dulces

La tradición dulcera de la ciudad, de larga tradición conventual y decisiva influencia árabe, se manifiesta en tres grandes empresas Doña Jimena con su excelente línea en bombones, Mata con sus afamadas Hojaldrinas y la reciente Casa Ávalos especilada en mantecados. 

No en vano ya el Deán Mazas, a finales del siglo XVIII, glosaba, en su “Retrato al Natural”, algo tan dispar como los alcaparrones con azúcar que se solían comer en esta tierra.

Tienen fama el arroz con leche, las gachas, las compotas de ciruelas, los orejones de melocotón utilizados en compota o para dar sabor a los ponetes de vinos, una variedad de natillas llamadas “monte nevado”, el tocino de cielo, las empanadillas, pestiños, los hornazos, los alfajores, bollos de higo, pestiños y mantecados de Alcaudete, matices de sabor andalusí que perviven en la cocina popular. Destaca asimismo la elaboración de frutas secas

Estos exquisitos postres, como los duraznos que se suelen acompañar con el resol o risoli, licor de hierbas que en su origen se preparaba con la hierba “ros solis”, es decir, rocío del sol, y que en sus diversas variedades acompañó las sobremesas de nuestro Siglo de Oro. Se suele preparar con aguardiente en el que se maceran granos de café, limón, azúcar y algunas hierbas, como manzanilla, hierbabuena o mejorana