Notas de don Ramón La Calle, historiador oficial de Alcaudete

Iglesia de Santa María la Mayor

Borrador para el artículo de la Revista Arte sacro andaluz, 15 octubre 2020

El templo de Santa María de Alcaudete es un fiel exponente de la pluralidad de ofertas estéticas que caracterizan el arte hispano del siglo XVI, lo que explica la convivencia en su planta de dos espacios o estructuras deferentes: un cuerpo gótico de tres naves y una capilla mayor renacentista.

La iglesia de Santa Maria se edificó en la primera mitad del siglo XVI, según algunas tradiciones en el espacio giennense, sobre el espacio que ocuparía la mezquita musulmana, aunque no se puede confirmar este aserto. Por otra parte, los visitadores de Santa María en 1542 señalan la presencia de una “capilla bieja”, en clara referencia a un primitivo edificio religioso cristiano que existió en el mismo lugar.

El templo, inicialmente, se concibe como una construcción de planta basilical de tres naves, donde se mezclan elementos de tradición gótica y otros de procedencia mudéjar.

En la edificación se observan dos fases constructivas:

  • La primera corresponde al alzado del cuerpo o nave propiamente dicha, un espacio rectangular de tres naves, cubriéndose con una techumbre mudéjar de madera (desaparecida), y su primitiva capilla mayor de Martín de Bolívar, utilizándose el elemento gótico más característico: la bóveda de crucería. Ya se encontraba terminado en la visita de 1542.
  • En la segunda,concluida diez años después, la iglesia sufre una importante alteración, al construirse la nueva capilla mayor de estilo renacentista, con el objeto de engrandecerla para ampliar el espacio religioso, debido al crecimiento demográfico de la villa y a los numerosos clérigos del templo.

El cuerpo del templo es un espacio rectangular de tres naves separadas por pilares fasciculados y arcos apuntados de tradición gótica. Como único elemento ornamental destacan los capiteles corridos de los pilares con la tradicional decoración vegetal de tipo “crochet”, los escudos (pertenecientes al obispo de Jaén Don Esteban Gabriel y Merino 1523-1558 y al primer conde de la casa de Alcaudete, D. Alfonso de Córdoba y Velasco 1521-1558) situados entre algunos arcos y la línea de impostas que, a modo de alfiz corrido, enmarca estos últimos. La iglesia se cubre con una techumbre mudéjar de madera, hoy desgraciadamente desaparecida.

Concluida la nave, se procedió a la construcción de la primitiva capilla mayor, espacio principal del templo que, normalmente, se subraya por la presencia de algún elemento arquitectónico diferente al resto del conjunto. La capilla mayor se ha de constreñir al espacio que queda entre la nave del templo y la llamada “capilla bieja” o restos de una primitiva construcción religiosa; y a diferencia de la nave cubierta con madera, en su cubrición se opta por el elemento gótico más característico: la bóveda de crucería. Sería Martín de Bolívar el que realizará esta primitiva capilla mayor, capilla gótica que corresponde al actual primer tramo de la nave.

La iglesia tiene dos portadas situadas en los hastiales oeste y sur. Ambas desarrollan un programa iconográfico de tema mariano donde se mezclan los elementos renacentistas (grutescos, decoración a candilieri y columnas abalaustradas) con otros figurativos (imagen del Creador o figuras de los evangelistas y elementos de la Pasión, respectivamente, en las puertas oeste y sur) o heráldicos (escudos de Martín Alonso de Córdoba y don Francisco de Mendoza) encuadrados en esquemas arquitectónicos más afines a la nueva estética.

La del lado oeste, conocida como la del Perdón y construida entre 1530 y1540, es desarrollada en tres cuerpos, el bajo configurado por un arco de medio punto, decorado con casetones y flores, cuya clave es un alto relieve de Dios Todopoderoso flanqueado por columnas abalaustradas. El cuerpo central lo forma un frontón enmarcado por un alfiz, donde se localizan las peanas donde estarían las imágenes del grupo escultórico de la Encarnación. El cuerpo superior lo configura un rosetón de rejería de piedra calada.

La del lateral sur se estructura en una escalinata doble, para alcanzar una portada-retablo de estilo plateresco, rematada en un frontispicio decorado con una cruz. En ambas se desarrolla un programa iconográfico de tema mariano donde se mezclan elementos renacentistas, tanto figurativos como heráldicos (escudos del Conde Martín Alonso de Córdoba y del Obispo Don Francisco de Mendoza).

Al poco tiempo de concluida la obra, y ya adentrados en la segunda mitad del siglo XVI, la iglesia de Santa María sufrió una importante alteración al construirse una nueva capilla mayor de clara connotación renacentista, que rompe la homogeneidad de la fábrica primitiva.

La moderna capilla es una espléndida obra renacentista-manierista configurada por los siguientes elementos: cuatro arcos torales-triunfales, apoyados en sendas pilastras, que cobijan una bóveda vaída de casetones; dos ventanas de tres vanos de inspiración serliana o vano palladiano; y la entrada a la sacristía definida por el uso libre de los principios clásicos. Es una “obra innovadora” que denota un perfecto dominio del lenguaje clásico y de las formas serlianas. Como autor de la nueva capilla mayor, los estudiosos de Francisco del Castillo intuyen la participación directa del maestro.

El último elemento que se construye es la Torre-campanario, situada a continuación de la capilla mayor. En altura presenta tres cuerpos superpuestos y un cuarto que es el tejado en forma de chapitel de tejas vidriadas. El primer cuerpo esta dedicado a la sacristía, realizada en piedra bien labrada. En la cara oriental aparece el escudo eclesiástico del obispo de Jaén, D. Sancho Dávila y Toledo (1600-1615). El segundo cuerpo exteriormente está coronado por una cornisa de piedra muy saliente sobre la cual monta el tercer cuerpo, calado con tres vanos por cada lado de la torre. Este tercer cuerpo tiene como función ser campanario de la iglesia. Sabemos que fueron dos maestros canteros, Juan Roldán, vecino de Alcalá la Real, y Simón Perales, vecino de Alcaudete, los encargados de la obra de la torre en el segundo y tercer cuerpo.

Alcaudetenses ilustres: Ramón Montilla, ministro de Gracia y Justicia en 1902.

Notas sobre Montilla, 9 de abril de 2021

Nació en Alcaudete el 27 de enero de 1856, hijo de Juan Montilla y de Vicenta Adán. Contrajo matrimonio con María Sabater Fernández, nacida en Úbeda en 1854, hija de Ignacio Sabater Arauco, banquero, diputado y senador, y de Patrocinio Fernández Gutiérrez. Murió en Úbeda el 13 de octubre de 1903, a los 47 años.

En 1873 obtuvo en la Universidad de Granada los títulos de Licenciado en Filosofía y Derecho. Ejerció de abogado y fue redactor de los periódicos liberales “Los Debates” y “La Correspondencia Ilustrada”.

Fue jefe del Partido Liberal en Jaén y diputado por Guadix (1881), Granada (1884) y Jaén (1886, 1891, 1896, 1898, 1899, 1901 y 1903).

En 1892, durante el Gobierno de Sagasta, fue nombrado Embajador en Francia. Fue nombrado Director General de Correos y Telégrafos en 1893.

En 1901, a los 45 años de edad, asumió el cargo de Fiscal del Tribunal Supremo y posteriormente el de ministro de Gracia y Justicia, entre el 19 de marzo y el 17 de mayo de 1902.

Fue distinguido con la Gran Cruz del Mérito Militar

En la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación colaboró como socio-profesor, modalidad de cargo suprimida a mediados del siglo XX. Fue Socio de Honor de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jaén y Baena.

De ideología liberal y formación filosófica y jurídica, desarrolló una intensa actividad en el periodismo y la política. Tuvo continuos enfrentamientos con los conservadores liderados por Cánovas del Castillo, e incluso llegó a propiciar la caída del Gobierno de Cánovas en 1892, con motivo de la denuncia que formuló a raíz de la transferencia de cinco millones de pesetas acordada por Romero Robledo a la Transatlántica, siendo éste último Ministro de Ultramar y accionista de la compañía. Fue un defensor acérrimo del Jurado, del Sufragio Universal y de la Ley de Asociaciones.

NOTAS SOBRE EL TESORO DE LA ORDEN DE CALATRAVA EN ALCAUDETE

Cuaderno de trabajo, 7 de julio de 2022

El trabajo de archivo ha sido productivo, tras mi viaje a Simancas, he podido recuperar varios documentos relativos a la Orden de Calatrava en Alcaudete. Destaca particularmente la carta del último comendador de Alcaudete, realizada durante el último asedio al castillo, que transcribiré del latín en los días que siguen. Un primer vistazo muestra que resulta prometedora; se trata, al parecer, de las notas hechas por el comendador durante los últimos días previos a la última caída del castillo en manos musulmanas. El documento comienza en el mismo año de la conquista de Alcaudete, al que dan importancia absoluta, porque abrió estas tierras a la llegada de la Orden de Calatrava a la villa. Una fecha que quedará marcada para siempre en la historia de este pueblo.

Aunque he podido observar que algunas palabras se muestran ilegibles, quién sabe si en la misma podamos descubrir el paradero de las múltiples reliquias y tesoros de los que era poseedora la Orden. Se trata, en todo caso, de un descubrimiento de primer nivel que mantendré oculto hasta su completo descifrado. Debo mantener bajo clave la trascripción que haga del documento, incluso fragmentarla, aunque deje pistas para refrescar mi vieja memoria cuando deba recomponer todo.

Traducción de la primera parte de la carta testamentaria de don Pedro, comendador calatravo de la villa de Alcaudete